Se busca simplificar los procesos respetando la indisolubilidad del matrimonio y aborda plenamente las causas de nulidad matrimonial.
Comienzan a abrirse las puertas. En mitad de la tormenta, cuando varios cardenales lanzan sus diatribas contra las propuestas de búsqueda de soluciones para los divorciados vueltos a casar que quieren continuar permaneciendo en la Iglesia, Francisco volvió a sorprender, y a sacar un nuevo as en la manga: según informa el VIS, «el Santo Padre ha decidido la institución de una comisión especial de estudio para la reforma de los procesos matrimoniales canónicos«.
La comisión, presidida por Pio Vito Pinto, decano del tribunal de la Rota, y de la que forma parte el jesuita español Luis Francisco Ladaria (secretario de Doctrina de la Fe, pero no su máximo responsable, el cardenal Müller), responde a la propuesta del cardenal Kasper de abrir vías de diálogo sobre los matrimonios rotos y la respuesta de la Iglesia, y toma partido por la misericordia, en lugar de por el castigo.
Su objetivo, según afirma el comunicado de la Santa Sede, es el de «preparar una propuesta de reforma de los procesos matrimoniales, intentando simplificar el procedimiento, haciéndolo más sencillo y salvaguardando el principio de indisolubilidad del matrimonio». Toda una declaración de intenciones en vísperas del comienzo del Sínodo de la Familia que abordará esta y otras cuestiones.
El Papa quiere tener una propuesta definitiva y, sobre todo, que ningún debate quede cerrado per se. «No hay ninguna línea roja: el Papa quiere un debate abierto», decía hoy mismo el cardenal Kasper en una entrevista a Famiglia Cristiana. Las cosas, mal que le pesen a muchos, ya están comenzando a cambiar.