Miles de clientes de las cajas integradas en Bankia que suscribieron participaciones preferentes y deuda subordinada estaban esperando con ansiedad el reparto entre BFA y Bankia de las cargas potenciales de las indemnizaciones de la salida a bolsa del banco en el verano de 2011. En juego estaba la foto fija de los estados financieros del banco, su valor en bolsa y el pago de dividendo, el primero de la historia de la entidad.
Esta legión de preferentistas se convirtió a la fuerza en 2013 en accionista de Bankia. En el marco del proceso de recapitalización del grupo realizado en 2013, estos ahorradores tuvieron que incorporarse al capital de Bankia con pérdidas que en algunos casos llegaron a alcanzar el 70%.
La mayoría de ellos fueron cazados en la gran colocación de preferentes realizada por Caja Madrid en 2009. Entonces, la red de la caja presidida por Miguel Blesa vendió 3.000 millones de euros de este tipo de títulos. Una operación que convirtió en una gran trampa mortal y en un ejemplo de mala praxis porque muchos de estos títulos fueron colocados a personas sin conocimientos financieros que no entendían los riesgos del producto.
Una parte de los afectados ha reclamado su dinero con éxito. Hasta diciembre del año pasado, Bankia ha tenido que poner sobre la mesa 237 millones de euros para satisfacer las demandas resueltas entre 2013 y 2014 y ha provisionado otros 35 millones para hacer frente a los litigios por las participaciones preferentes y deuda subordinada.
Será la matriz BFA la que hará frente a los recursos que los afectados ganen a partir de ahora. Pero, de vuelta a la actualidad, todos los preferentistas que continúan en el capital de Bankia tratan de poner en valor el reparto de las cargas para hacer frente a las indemnizaciones por el gran fraude que supuso la salida a bolsa del grupo.
La primera lectura es que, como el resto de los accionistas de Bankia, estos inversores que en algunos casos –dependiendo de las distintas emisiones y la pérdida que debieron asumir cuando se incorporaron al capital de Bankia- lo perdieron casi todo ponen también de su parte para hacer frente a las penalizaciones, que ascienden a un máximo de 780 millones de euros.
Bankia asume hasta 312 millones de euros (el 40% del total) y BFA asume los costes que excedan de dicha cantidad hasta los 780 millones de euros mencionados, el 60% restante. Alrededor de un 15% de los accionistas de Bankia son particulares, de los que la inmensa mayoría son preferentistas.
La otra cara de la moneda es que el acuerdo ha hecho subir la cotización de Bankia un 9% en las cuatro últimas sesiones y que el banco va a pagar un dividendo de 202 millones de euros con cargo a los resultados de 2014 que, en la proporción citada, van a ir a parar a los accionistas a la fuerza de la entidad bancaria.
Bankia ha expresado que está en disposición de al menos consolidar en los próximos años el pay out–parte del beneficio que se destina a dividendo- del 25% actual. Un soplo de aire fresco para los castigados accionistas minoritarios de Bankia, que viven una pesadilla y que han sido las víctimas –en la inmensa mayoría de los casos inocentes- de una injusticia histórica.